Tal como concede la ley de derecho de autor, los derechos de autor patrimoniales están limitados en el tiempo; la misma ley de derechos de autor establece el plazo (o duración) de los derechos.  La norma internacional establecida por el Convenio de Berna para el plazo de protección de los derechos de autor es la vida del autor más cincuenta años después de su fallecimiento. No obstante, en muchos países, como por ejemplo en Estados Unidos y en los países miembros de la Unión Europea, la protección dura la vida del autor de la obra más setenta años después de su fallecimiento. México es el país con el plazo más largo, la vida del autor más 100 años.    

Una vez finalizado este plazo, los derechos de autor terminan y la obra entra en el dominio público, donde puede ser utilizada gratuitamente por cualquiera.

El fundamento de los derechos de autor

Una de las formas esenciales por las que cualquier sociedad reconoce la importancia fundamental de la creatividad es a través de la protección que proporcionan los derechos de autor. La protección jurídica ofrecida por la ley del derecho de autor otorga a los autores el debido reconocimiento de su trabajo y les permite obtener una compensación económica equitativa por sus actividades creativas.

Nuevamente, citando la Carta de la CISAC de 1956:

Los autores de obras literarias, musicales, artísticas y científicas desempeñan una función espiritual cuyo beneficio se extiende a toda la humanidad, se perpetúa en el tiempo e influye esencialmente en la evolución de la civilización.

La protección que concede la ley garantiza a los creadores que sus obras puedan ser distribuidas sin temor a un uso no autorizado de las mismas.  Lamentablemente, tal como lo refleja la extendida práctica  de la copia ilegal de obras musicales y audiovisuales en Internet, esta teoría del derecho no siempre es respetada.

Por ello, los autores y sus representantes se encuentran continuamente obligados a luchar para defender y promover la aplicación de los derechos de autor.