El compositor Eddie Schwartz piensa que hay señales de cambio hacia un futuro digital mejor y más equitativo

Summary
El Congreso de la ALAI 2015 en Bonn escucha un mensaje cauteloso pero optimista sobre la economía digital
ALAI2015

De acuerdo con la Comisión Europea, los derechos de autor generan actualmente más de mil millones de euros en ingresos cada año y las industrias en cuestión han generado más de cinco millones de puestos de trabajo.

Pero el asombroso desarrollo de la economía digital ha planteado una serie de interrogantes sobre su sostenibilidad ya que la tecnología facilita el intercambio y el acceso más que nunca. 

La forma en la que la legislación del derecho de autor actual puede adaptarse para impulsar aún más el potencial de esta industria fue el tema central del Congreso de ALAI celebrado en Bonn, Alemania, los días 18 y 19 de junio. 

Un prestigioso grupo de funcionarios de gobierno, expertos en legislación sobre derechos de autor y creadores de renombre se reunieron para compartir sus puntos de vista sobre el desarrollo de los derechos de los creadores. El evento fue organizado por la Asociación Internacional Literaria y Artística (ALAI), una sociedad independiente dedicada a estudiar y abordar la protección legal de los creadores. 

El primer día se dedicó a examinar los modelos jurídicos que existen actualmente para garantizar la remuneración por el uso de obras creativas. Tras los discursos de bienvenida pronunciados por Victor Nabhan, Presidente de ALAI; Michele Woods, Director, División de Derecho de Autor, OMPI; Adolf Dietz, antiguo Vicepresidente de ALAI, antiguo Presidente del grupo alemán de ALAI; y Reto Hilty, Presidente de ALAI Deutschland, se pasó a debatir sobre los derechos de remuneración exclusivos y estatutarios vigentes.

Las sesiones de la tarde se centraron en la evolución futura  potencial de la Ley alemana sobre derechos de autor de 1965 y preguntó cómo podrían desarrollarse los mecanismos de derecho contractual para mejorar la protección económica de los creadores y artistas intérpretes. 

El segundo día, el foco se giró hacia los modelos comerciales utilizados actualmente en el entorno digital con una atención especial a los retos que éstos plantean para los creadores. Stefanie Hubig, Secretaria de Estado del Ministerio Federal de Justicia y Protección de los Consumidores, pronunció su discurso principal antes de pasar el relevo a otros debates que incluyeron las tarifas planas de música, las microlicencias, el acceso libre a las publicaciones científicas y los retos a los que se enfrentan los órganos legislativos y los tribunales.  

De igual modo, el eventó se clausuró con la voz de los creadores, con una animada mesa redonda sobre la participación de los creadores y artistas intérpretes en la evolución digital de los derechos.   Tanto como creador, como en representación de la CISAC y el Consejo Internacional de Creadores de Música (CIAM), el compositor Eddie Schwartz pronunció un esclarecedor discurso sobre los retos que afrontan los creadores de música.

El Sr. Schwartz explicó cómo en Nashville, también conocido como “La Ciudad de la Música de Estados Unidos”, donde ha vivido y trabajado durante los últimos 18 años, un 80% de la comunidad de creadores de música profesionales han desaparecido. Él considera que esto se debe a la fuerte caída de los ingresos de los creadores durante los últimos años. 

Si antes una de mis canciones vendía un millón de copias, hubiera recibido unos 45.000 dólares en derechos mecánicos y habría recibido un disco de platino. 

Hoy, un gran servicio de música me paga una media de 0,000035 por escucha en streaming, o unos 35$ por un millón de escuchas en streaming. Es el tipo de “monetización” que los creadores están sufriendo actualmente. 

También cuestionó la suposición de que la música que se escucha en streaming de forma “gratuita” enInternet no puede aportar una fuente de ingresos. Mediante un rápido cálculo de los millones de escuchas que actualmente le reportan 35$, el Sr. Schwartz explicó cómo cada una de ellas se asocia con una cuenta de Internet que (asumiendo que son únicas) genera más de 600$ sólo en ingresos para los PSI. 

Además, también están los ingresos por acceso a teléfonos móviles y otros dispositivos, los ingresos de las suscripciones mensuales y las descargas, los ingresos por publicidad y extracción de datos y un amplio abanico de ingresos sin concretar, anticipos, acciones, etc. La música forma parte de una gran cadena de valor que genera miles de millones de dólares al año y tanto los consumidores como los creadores están pagando un alto precio.

A pesar de todo, el Sr. Schwartz mostró cierto optimismo con respecto al futuro puesto que se observan cambios en el horizonte para los creadores. Éste destacó tres tendencias que apuntan a unas mejores expectivas para la economía digital.   

En primer lugar, empieza una mayor transparencia en las ocultas negociaciones de contratos entre las empresas de streaming y las principales discográficas, como demuestran las últimas revelaciones referentes al acuerdo de 2011 de Sony Records con Spotify.

¿Cómo sabes si estás recibiendo el 50% si nunca sabes cuál es el 100%? Lo que no sabemos, nos puede efectivamente perjudicar, y la transparencia debe llegar y llegará a la cadena de valor de la música. Este es un primer paso crucial si los creadores quieren verse remunerados de forma equitativa. 

En segundo lugar, la legislación sobre los puertos seguros destinada a proteger a los llamados “tubos” que facilitan el tráfico en Internet se están viendo cuestionados. Los creadores están empezando a exigir actualizaciones y reformas de esta legislación, que actualmente protege básicamente a los ricos y poderosos de los desfavorecidos digitalmente.

Hoy en día, las grandes multinacionales no respetan esta legislación, ya que les permite amasar grandes beneficios mientras proporcionan acceso a nuestras obras creativas a cambio de nada prácticamente. 

Por último, el Sr. Schwartz destacó los movimientos de base hacia unas prácticas éticas que se aprecian principalmente en los consumidores más jóvenes. Él cree que son una generación que entiende la importancia de la equidad y transparencia en los productos y servicios que adquieren y que están dispuestos a tomar decisiones que apoyan esta forma de pensar.  

Les importa la sostenibilidad y el comportamiento ético, ya sea de WalMart, MacDonald’s o de los trabajadores textiles en Bangladesh, y por supuesto de los creadores de música cuyo trabajo adoran y quieren apoyar.

Por último, el Sr. Schwartz dio las gracias a la comunidad mundial de creadores por su apoyo y destacó la nueva iniciativa no gubernamental llamada Fair Trade Music que lucha por un ecosistema musical más justo, transparente y sostenible en el proceso del consumidor al creador y entre todos los intermediarios.